¿Volverá Intel a ser líder global de chips?

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Artículo publicado originalmente en CRHoy. Link del artículo.

Esa era la pregunta que se hacían los inversionistas y también nosotros en Costa Rica cuando Pat Gelsinger asumió el cargo de director ejecutivo en 2021. Tres años después, la respuesta parece ser un rotundo no. Intel alguna vez dominó la industria de chips de 600 mil millones de dólares como diseñador y fabricante de procesadores de vanguardia. Pero los problemas de producción y los errores estratégicos permitieron que rivales, incluidos Nvidia, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), Advanced Micro Devices (AMD) y Samsung, tomaran la delantera.


Bajo Gelsinger, la compañía ha tratado de reformar su modelo de negocios con el objetivo de convertirse en un importante actor en la fabricación de obleas de miles de chips comprometiendo decenas de miles de millones de dólares para construir nuevas fábricas de manufactura de chips para otras compañías (provisión a terceros). Mismo modelo de negocios de TSMC, el líder del mercado en ese segmento. Aún faltan años para que esas fábricas lleguen a operar. Pero la ola de gastos ha elevado los costos de Intel y perjudicado su rentabilidad. Al mismo tiempo, los otros negocios principales de Intel (provisión de chips que alimentan computadoras personales y centros de datos) se han visto afectados respectivamente por la caída de las ventas de PC y un cambio en el gasto que prioriza los chips de inteligencia artificial dominados por Nvidia. Desde el 2010 las entregas de teléfonos inteligentes de Apple y operados con Android han superado las unidades vendidas de PC. Esta oportunidad no ha sido aprovechada por Intel.

En enero de 2020, la empresa valía más que AMD y Nvidia juntas. Hoy en día, esos competidores valen en conjunto casi 2,6 billones de dólares, mientras que el valor de mercado de Intel es de sólo 95.000 millones de dólares. Los resultados de Intel del segundo trimestre de 2024 subrayaron su difícil situación. De acuerdo con analistas financieros en EE.UU. las ventas de Intel son demasiado débiles, los costos demasiado altos y los márgenes demasiado bajos. Las cosas se pondrán aún más difíciles después de que el gobierno de Estados Unidos revocara en mayo la licencia de Intel para suministrar chips a Huawei Technologies de China. El recorte de costos anunciado por Intel ayudará a su liquidez, pero despedir a 15.000 trabajadores cuando se podrían recibir 8.500 millones de dólares en financiamiento gubernamental nunca será una buena idea. Tampoco resolverá los problemas fundamentales de Intel: cómo competir contra TSMC y Samsung en la fabricación de chips y cómo recuperar su liderazgo como diseñador de procesadores de vanguardia frente a Nvidia.

Los ingenieros, especialmente los de Intel, se enorgullecían de ofrecer periódicamente transistores más pequeños. La gente de la industria tecnológica confiaba en la Ley de Moore, acuñada por el cofundador de Intel, Gordon Moore, que decía que la cantidad de potencia informática se duplicaría y se abarataría a intervalos predecibles, aproximadamente cada dos años. La expectativa de mejora continua en Intel era tan fuerte que la industria sabía que cada dos años, Intel lanzaría un chip en un nuevo proceso y, al año siguiente, perfeccionaría su diseño y tecnología. En 2015, bajo la dirección del Brian Krzanich, quedó claro que el proceso del chip de 10 nm (1 nanómetro, nm, equivale a la milmillonésima parte de un metro) de Intel se había retrasado. Los retrasos se agravaron en Intel. La compañía no cumplió con los plazos para el siguiente proceso, 7 nm, lo que provocó que las acciones se desplomaran. Intel se perdió la revolución de los teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles. Perdió terreno frente a fabricantes de chips como AMD, y ha tenido tres directores ejecutivos en los últimos seis años, mientras que sus pares como AMD, Nvidia y Broadcom han tenido el mismo líder durante una década o más.

No hay una explicación sencilla para los problemas de esta empresa. Intel sigue siendo una empresa grande y generalmente rentable, pero que está constantemente por detrás de sus pares. Una cita de Warren Buffett puede ofrecer la mejor explicación de lo que hay detrás del bajo rendimiento crónico de Intel. Él dijo una vez a sus colaboradores: “Podemos darnos el lujo de perder dinero, incluso mucho dinero, pero no podemos darnos el lujo de perder reputación, ni siquiera una pizca de reputación”. Una disminución de la reputación no se refleja directamente en las cifras, pero puede ser una razón invisible por la que un competidor supera a otro. Si bien no es cuantificable, las consecuencias son muy reales con el tiempo, y eso parece ser parte de lo que ha afectado a Intel.

La llegada de Intel fue la señal que necesitaba Costa Rica para ser identificada a nivel global como un destino ideal para inversión extranjera directa (IED) de alta tecnología.  Sin embargo, el desempeño global de esta empresa y el crecimiento del PIB de Costa Rica (en dólares corrientes), gracias a la llegada masiva de IED, difieren. Costa Rica supo aprovechar la oportunidad que Intel le brindó en 1997:

Sandro Zolezzi

Chileno-Costarricense. Ingeniero Civil-Industrial con énfasis en optimización de recursos de la Universidad de Chile, con una Maestría en Administración de Negocios con énfasis en economía y finanzas del INCAE Business School de Costa Rica.

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